domingo, febrero 12, 2006

ESTOS LEONES QUE SE CALLEN O...

Estos leones van a acabar mal en cuanto los mahometanos se enteren de que están fundidos en el bronce de unos cañones pillados a la morería en el Siglo XIX. O sea que, entre el bronce extranjero, las quejas muslimes y el impulso iconoclasta de los zapateros, poca vida útil les queda. Como a Santiago Matamoros.


Esta es la época dorada de las farmacias. Casi todo es perjudicial para la salud y, según lo que tomes, te mueres y estar muerto es gran inconveniente para seguir con la vida normal. Por eso es bueno que nos adviertan, o sea, que nos asusten con el tabaco: Calla, niño, que viene el cigarrillo. Y el zagal atormentado. Calla niño, que viene la capa o la caspa de ozono. Calla, niño, que viene el verano en primavera. Calla, niño, que en el agua que bebes hay hormonas femeninas y antidepresivos. Calla, niño, que del coche de papa sale monóxido de carbono, la muerte dulce.

Pues ya dirá quien sepa si del Palacio de las Cortes no salen cosas perjudiciales con forma de ley o leyes perjudiciales con forma de persona. Llegará el día en que la leche sea prohibida, por lo del colesterol. Poca leche y pocos huevos. Luego, el jamón, que hay que ver lo que manda sobre el organismo y la dependencia que causa, además de ser jalufo y estar prohibido a los españoles musulmanes. Con suerte prohibirán los navajeros, los asesinos, los bruscos de corazón: De eso no se come, niño. ¿O no es posible? ¿Tampoco prohibirán la muerte, con lo incómoda que es? ¿Pohibirán España para no ofenden ni a Carod ni a Maragall ni a los muchachotes encapuchados?

Estos leones creen que lo han visto todo porque no conocen la profunda magia zapatera. Claro que, al ser de bronce...