domingo, abril 16, 2006

PENITENTES DE LA REPÚBLICA

Hay que reconocer que la II República merece mucha penitencia, mucho capuchón y mucho fuego, aunque sea de velas. O sea, los republicanos deben penitenciar y penar no sólo por la que armaron sino por la falta de huevos en el frente y exceso en su propia retaguardia.

Pero no tienen dolor de sus pecados, como los maricones: les entra el orgullo y el Jueves Santo claman por la injusticia que fue hacerles perder la guerra en lugar de dejarse matar tan ricamente. Además exhiben mártires que -salvo errores y omisiones- fueron unos bandoleros de cuidado, a los que muchas gentes honradas debieron su dolor y su ruina.

Vamos, que hace falta una Cofradía del San Laico Azaña, y otra del Matacuras Largo (que llenó la Gloria a más no poder) y otra de San Indalecio Relleno. Y una custodia para pasear un trocito de la minga de Negrín, que la tenía.

El Rector Encapuchado.