sábado, abril 22, 2006

SORDOS HOY POR LOS TIROS DE AYER

La Segunda República tenía estas cosas a menudo: Llevaban al muerto, todavía en vivo, hasta el cementerio y ahorraban costes funerarios. La cosa era legal y no se sabe de ningún sindicalista que se quejara de los milicianos por esquiroles. Una verdadera manía contra la vida. Contra la vida consagrada, más.

La miliciana que se ve es de esas que causaron más víctimas entre los combatientes que las balas nacionales; justo de las mismas que se manifestaban gritando "Hijos sí, maridos no". O sea, que sólo mataba con fusil y de cerca: no como ahora, que matan hijos de oibres que son y de miserable que es el Estado.